Estados Primarios IV

Al que me dedicó su vida...yo le dedico estas líneas.

Porque daría la mía, sin pensarlo un solo segundo...por verte, y abrazarte una vez mas.

For Boby

IV

Ritual de los perros muertos

La Tierra se comprime,

el pecho también

De estos tres -el frío, el hambre y la mentira- sólo la última estuvo ausente

No le cabía

Parece que la mentira no cabe en cuerpos pequeños…no en el suyo

Sus ojos, auroras pardas que simbolizaban brazos abiertos

como los del amigo

mi amigo

Era niño y hombre a la vez. Un samurai, quien con el más alto sentido del honor protegía a su Emperador. Peleaba implacable contra el tiempo; su mente y su cuerpo eran sostenidos por una voluntad tan firme como el Roble

asemejaban el pulgar de Dios

No me consta que haya hecho el amor alguna vez, jamás lo ví con alguna delicada doncella. Ni siquiera con alguna perra de mala muerte

Solo una vez lo presencié enamorado; amor imposible,

separado por barrotes demasiado gruesos

Quisiera que estuvieras aquí, conmigo

Que secaras mis lágrimas como solías hacerlo

Que no me volvieras a abandonar

Que me perdonaras...por cada vez que te fallé

Quisiera besarte como a un hermano en la frente

¡Sálvame del que soy sin ti!

Déjame dormir contigo como cuando éramos pequeños

Déjame abrazarte

Te contaré como fue mientras en sueños cruzabas el purgatorio

Yo dormía; maldito sueño y maldita la debilidad de mis ojos

De madrugada, antes del Sol, mi padre te encontró

contra el suelo y al suelo contra ti!!

Sus viejos brazos te cargaron a prisa, tus convulsiones se azotaban en su pecho

Él corría…mientras te llevaba susurraba súplicas de misericordia al que tiene la potestad de dar y quitar la vida…

tú suspiraste, ahí me abandonaste

ahí desperté

Desperté porque siempre fuimos uno. Desperté porque los brazos de mi padre ya acarreaban muchos años, mucho dolor…su propio tormento

Era mi turno de doler, apretar y sentir el calor

El dolor es tibio...tibio y húmedo

Te hice una manta con el vacío que me quedó

Me rasgué la piel y te la entregué bañada en cristales de la vertiente más alta de mi pena

Eran muchos, infinitos diamantes transparentes los que bañaban tu cuerpo, así como las estrellas bañan el manto oscuro de lo eterno

Tu cuerpo se acomodó al mío y ahí te quedaste…inmóvil

Horas pasaron, el Sol cobró fuerza y me convidó de ella. Así una pala y un chuzo fueron mis armas. Me volví implacable contra las rocas. Mis brazos podían romper y resquebrajar lo más sólido creado por Dios. Luché contra él por horas; contra mí mismo, contra su creación, contra la tierra misma de la cual nos sacó

En un abismo abierto por mis propias manos te posé

Tu cuerpo se dejó cubrir por una blanca bendición de nuestra madre, y la cal coloreó

de ausencia de color

la obscuridad restante

Una a una vez, lentamente, mi arma obedeció a mis brazos y la tierra subió hasta mis pies

Algunos olvidaron, otros tal vez no...no lo sé

Yo jamás olvidé, jamás

jamás, jamás…

Jamás mi amado Hermano!!

Ahora mírame, quiero que veas lo que he logrado

Miro cada mañana aquel rincón

Veo que la tierra se comprime,

mi pecho también

.